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En el año 2004, por una iniciativa local, se propuso nombrar a Aracataca, la tierra natal del escritor colombiano Gabriel García Márquez, como Macondo, en honor al pueblo ficticio que fue el lugar donde ocurrió toda la magia de “Cien años de soledad”. Esa iniciativa se dio debido a que el pueblo estaba sumido en tal pobreza que había declarado la quiebra y se buscaba reactivar su economía aprovechando el suceso mundial en el que se había convertido la novela del “Gabo”. Sin embargo, el referéndum realizado en Aracataca mostró un escaso interés por parte de sus habitantes y la medida no fue aprobada. La indiferencia profundizó la crisis y la ficción se coló un poco en la realidad.

Lo mismo ocurre hoy en Venezuela. Solo basta con revisar las noticias que ocupan los espacios más importantes para darnos cuenta de que el realismo mágico se ha apoderado de nuestros días.

Una de ellas fue la sorpresiva detención en Aruba del general retirado del Ejército venezolano, Hugo Carvajal, quien fue uno de los colaboradores más cercanos del fallecido Hugo Chávez. Carvajal estuvo al frente de la Dirección de Inteligencia Militar desde julio de 2004 hasta diciembre de 2011, y fue nombrado el pasado enero cónsul general de Venezuela en Aruba, pero Holanda se demoró de manera inusual en otorgarle el plácet consular. Su detención se habría producido a petición del gobierno de Estados Unidos que buscaba su extradición por la supuesta actividad del exgeneral relacionada al narcotráfico y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. El domingo, y de manera también sorpresiva, el gobierno de Holanda anunció la liberación de Carvajal reconociendo su inmunidad diplomática y horas después llegó a Venezuela y fue recibido como un «patriota».

Otra de las noticias importantes de la semana pasada fue la visita a Venezuela del presidente chino, Xi Jinping, en la que formalizó una larga lista de nuevos convenios entre los dos países y además otorgó una nueva línea de crédito por 4.000 millones de dólares que en el gobierno confían que les servirá como salvavidas para las próximas semanas. Mientras tanto, el viernes se conoció un informe del grupo de investigación Argus Media en el que informa que Pdvsa está considerando ofertas de inversionistas interesados en comprar su filial de refinación en Estados Unidos, Citgo.

En Venezuela, el presente sigue siendo “macondiano”. El Bolívar vale cada vez menos y las colas para comprar los pocos productos que hay a precios inalcanzables son cada día más largas. La inflación podría superar el 80 por ciento al cierre del año y, peor aún, el índice de escasez podría alcanzar niveles nunca antes vistos en el país. Salir a la calle es una ruleta rusa en la que está en juego la vida, porque los índices de violencia alcanzan niveles también inéditos. Los servicios están en un estado deplorable y así todo lo relacionado a la educación, la salud, la vialidad, y mejor no seguimos.

Mientras todo eso ocurre, en palabras del propio Nicolás Maduro, el gobierno puso «todo su esfuerzo” en «rescatar» a Hugo Carvajal y traerlo al país.

Así es el realismo mágico en el que vivimos. No es Macondo, es peor que eso. (www.guayoyoenletras.com)

@MiguelVelarde