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Definitivamente, Maduro y su séquito de fanáticos siguen menospreciando y burlándose de los venezolanos. Se consideran investidos de un poder superior, y al pueblo, lo arrean a su antojo cual manada de animales pendejos que deben obedientes a su palabra. Se han cansado de violar la constitución y no contentos con ello, ahora pretenden aniquilarla con interpretaciones absurdas.

Con el fundamento de obligar a un diálogo y retomar la paz, el Maduro y su régimen han decidido convocar a una asamblea nacional constituyente basándose en los artículos constitucionales 347, 348 y 349, los cuales deben leerse y aplicarse en su conjunto.

 De entrada se equivoca. Esa vía, nunca conducirá a la paz, más si exacerbará el descontento y protesta popular. No puede haber paz donde hay una violación continua de los derechos de los ciudadanos y peor aún, cuando el responsable de esas violaciones pretende con infracciones más graves llevar a cabo una constituyente cortada a su medida. Como dijo Benito Juárez “entre naciones e individuos, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Invoca el artículo 348 para tomar la iniciativa de la convocatoria, pero nuevamente se equivoca, al pretender obviar el sagrado principio previsto en el artículo 347, donde se establece que “El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario”. Coexisten dos figuras: la aprobación o no de esa iniciativa por parte del soberano. Maduro ha decidido obviar un referendo pero solicita una constituyente.

Adicionalmente, dentro de las bases comiciales ha propuesto que sean unos 500 constituyentes, de los cuales, la mitad serán elegidos sectorialmente. ¿Cómo se come esto? Es que no solo serán elegidos territorialmente, sino que también habrá selección por sectores, entiéndase: consejos comunales, sindicatos, gremios, universidades, indígenas, campesinos, entre otros.

 Esto además de ser discriminatorio, viola el principio de la universalidad del voto. La dictadura tiene mejor uso de derecho que el resto de los ciudadanos, se les hace evidente la mala intención y la trampa. Se dejan ver las costuras. ¿De cuáles sectores se elegirán esos constituyentes? Por supuesto que de aquellos totalmente aprobados y controlados por el régimen. Con ello, garantizarían al menos, la mitad de los constituyentes y el trabajo ya estaría hecho. Lo demás, será puro formalismo.

Por otra parte, ¿cuál es el ente encargado de llevar a cabo el proceso? El CNE, pero al final, de presentarse alguna discrepancia legal será el TSJ el que decidirá el curso de la situación que le convenga a la dictadura madurista.

Además, el objeto de una constituyente debe ser para “… transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”, tal como lo prevé el artículo 347; la redacción de una Constitución, obliga a que el fin único sea cumplir estrictamente con esos tres objetivos. No es el caso planteado por Maduro, lo que pretende, es darle rango constitucional a unos “programas y conquistas sociales” que quisieron incluir en 2007 en una reforma de la constitución, lo cual fue rechazado por el pueblo con un “NO” rotundo. Esos programas pueden ser perfectamente reconocidos y regulados mediante leyes ordinarias.

En resumen, estamos ante una nueva trampa del gobierno. El fracasado socialismo del siglo XXI se desmorona, y creen poder evitarlo violando la constitución que según ellos, “es la mejor del mundo” y que ahora les quedó chiquita.

Reflexionen. Ya la historia y la justicia les tienen un lugar reservado y el pueblo se cansa.

@Eduardolawyer