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Los venezolanos están cansados de ser usados

Vamos a ser honestos: perdimos mucho de lo que habíamos ganado en estos cuatro meses de lucha. Una vez más, por culpa de nuestra dirigencia política. La cúpula de partidos, volvió a equivocarse.

La sola posibilidad de unas elecciones regionales descolocó a la mayoría de partidos políticos de oposición y los sacó de la ruta para lograr el cambio. Unas elecciones que se plantean, aunque usted no lo crea, con el mismo CNE que pocos días antes habían denunciado como fraudulento, algo que incluso la empresa que provee las máquinas de votación, Smartmatic, confirmó. Sin mencionar que se realizarían con potenciales candidatos que hoy se encuentran presos o inhabilitados.

Impresiona cómo la élite política se marea por unas pequeñas parcelas de poder mientras la República está siendo aniquilada. Lo más grave de todo esto es que  detiene la lucha de millones de venezolanos. El llamado a las calles –la herramienta más importante de una sociedad en rebeldía- se enfrió porque la gente exige coherencia de su dirigencia. Los venezolanos están cansados de ser usados.

La comunidad internacional, que después de tantos años finalmente empieza a actuar en relación a Venezuela, ahora está desconcertada. Los países y organismos amigos no entienden cómo la oposición venezolana puede rendirse tan fácilmente ante tan poco.

Por eso, la decisión de María Corina Machado y su partido, Vente Venezuela, así como la del alcalde Antonio Ledezma y Alianza Bravo Pueblo, de deslindarse de la decisión de la MUD, debe celebrarse. El espacio más importante que no se debe perder es la calle y la Unidad que debe preservarse es con la gente.

Los venezolanos han demostrado una madurez política inédita. No solamente por el compromiso que muestran con el rescate de su país, sino también por la forma en la que dan esta lucha: con dignidad.

Mientras tanto, si algo ha demostrado la clase política es su incapacidad de aprender de los errores y un cortoplacismo desmoralizante.

Lamentablemente también ha evidenciado, una vez más, que tiene una desmedida ambición por las migajas que recibe del oficialismo.