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Aquí estamos, las mujeres venezolanas, demostrando a la familia militar nuestro compromiso con la verdad y la libertad, y en esta lucha debemos contar con todos ustedes.

Oficiales, guardias nacionales, soldados, nosotras las mujeres entendemos el drama humano que viven.  Nos imaginamos el  dolor que sienten cuando la gente los desprecia por vestir uniforme, o cuando su orgullo por servir a la patria se enfrenta a tener que reprimir a amigos, hermanos, conciudadanos, vecinos; a venezolanos.

Así como nos pasa a todos, sabemos que no les alcanza el dinero para mantener a sus familias  y  vivimos la frustración que tienen al regresar a sus casas con las manos vacías sin los alimentos o las medicinas que necesitan para algún familiar que sufre.

Ustedes también saben lo que pasa dentro de los cuarteles porque el  menú se repite y la comida no alcanza. Tú sabes que tus mandos son corruptos, que no hay entrenamiento ni equipamientos, que los sistemas de armas se dañan y no los reparan. Que tu vida militar se acabó.

Ahora en vez de entrenarte para la defensa militar de la patria, estás repartiendo comida o cuidando una cola. Tú ves los ojos de las madres tristes y desnutridas, que pasan horas bajo el sol y la lluvia para comprar pañales, comida o medicinas.

Venezuela colapsa frente a la mirada de ustedes, de sus hijos y de su familia. La verdad es que la crisis nos ha alcanzado a todos por igual, civiles y militares. Por todo esto, las mujeres hemos decidido dar un paso al frente en el rescate de nuestra Venezuela.

La Constitución ha sido violada y hoy vivimos en dictadura. Te recordamos cuál es tu obligación: Hacerla respetar y defender la democracia.

Debes acompañar la voluntad de los venezolanos que ejercemos nuestro derecho, porque sí este es negado, prohibido o anulado, tenemos el deber de hacernos respetar.

¡Tú eres necesario para producir el cambio!, tú decisión y valentía es indispensable para la construcción de una Venezuela libre, próspera y democrática.

Pronto derrotaremos esta dictadura indolente, hambreadora y cruel. Cuando lo logremos, volverás a vestir con orgullo tu uniforme, y los venezolanos sabremos que tú fuiste parte importante de ese logro.

Ha llegado la hora de la desobediencia cívica, la hora de que bajes tus armas y no nos reprimas. Acompáñanos, Venezuela entera te espera con los brazos abiertos para entonar juntos: ¡Abajo cadenas, Viva la Libertad!

 

¡Resteadas con el 2016!

22 de octubre 2016