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La Diputada, destituida de su mandato, denunció ante el Parlamento Europeo la ausencia de libertad en su país

Después de dos meses, Venezuela se encuentra agitada por las manifestaciones de estudiantes y opositores, fuertemente reprimidas.

Las confrontaciones han alcanzado una cuarentena de muertos. Una mujer está en el corazón de esta crisis: María Corina Machado, la estrella creciente de la oposición venezolana, destituida de su mandato de diputada por haber denunciado las violaciones a los derechos humanos ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington.

El lunes 14 de abril, en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo, subrayó “la ausencia de separación de poderes y la ausencia de libertad de expresión”, como lo hizo en Lima -invitada por el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa- y en Brasilia, en el Congreso.

Para el presidente Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chávez (1999-2013), la diputada destituida forma parte de los “fascistas”, los “golpistas” que quieren derrocar su gobierno. Según el General Miguel Rodríguez Torres, Ministro de Interior, ella “es una especie de sombra oscura. Por donde pasa, ella siembra la violencia, el humo, el fuego, los muertos y los heridos”.

Un torbellino

María Corina Machado ha surfeado sobre las olas de las protestas desencadenadas por el movimiento estudiantil que comenzó en febrero. Como otros opositores, ella es partidaria de retomar las calles, sin esperar las elecciones legislativas en 2015. ¿Su idea? Ejercer presión a Nicolás Maduro, promoviendo “una salida pacífica y constitucional”. El país está plagado de penurias y tiene una inflación record (56%), que suscita un descontento inédito después de 15 años.

María Corina Machado, 46 años, es un electrón libre. “Un torbellino”, “terca”, admiten sus colaboradoras más próximas –todas mujeres- quienes precisan: “Ella escucha, ella es cercana a la gente”. Ella es la mayor de cuatro mujeres, cuyo retrato alrededor de la madre adorna el salón familiar en la urbanización Altamira. El padre, dedicado a la industria siderúrgica, estuvo a la cabeza de un grupo que empleaba 20.000 trabajadores. Fue expropiado por Chávez, a quien responsabiliza de haber destruido la producción por su incompetencia.

La joven María Corina, deseosa de seguir los pasos de padre, cursó sus estudios de Ingeniería en la Universidad Católica en Caracas. Ella comenzó a trabajar en el interior, en una empresa familiar. “Era como una sindicalista”, bromea Don Enrique. Llegada a Caracas, descubre “con cierta pena”, según sus propias palabras, la realidad de los niños de la calle. “Tenía sin duda la hipersensibilidad de una mujer embarazada”, justifica. Su vida cambia, la influencia de la maternidad se encargó de eso.

Durante ocho años, madre e hija, crearon una institución, Atenea, que acobijaba 260 niños, algunos en situación de abandono, otros delincuentes precoces. “Transformaron una prisión en una verdadera casa y escuela”, resaltó la abogada Froila Castro, amiga de la infancia y colaboradora de María Corina. Situada frente al Colegio Hebraica, Atenea pasó bajo el control del Estado de Chávez.

María Corina comenzó inmediatamente en la vida pública a través de una organización no gubernamental que fundó en 2002, Súmate, destinada a controlar las elecciones, el mayor reto. Logró movilizar a 50.000 voluntarios, pero es acusada de haber recibido 30.000 dólares de la fundación americana NationalEndowmentforDemocracy. Fue invitada a la Casa Blanca y su foto con George W. Bush es una cruz que trae a cuestas.

“El mundo debe saber lo que ocurre en Venezuela”, dice ella sin el menor arrepentimiento. “El régimen acusa incluso a la Iglesia Católica de estar influenciada por los americanos. El enemigo externo es una frase trillada para justificar sus propios errores”.

Capitalismo popular

Había llegado el momento de entrar propiamente en la política. En 2010, fue la diputada que obtuvo mayor cantidad de votos (285.000). La oposición obtiene la mayoría de los votos, pero no la mayoría de elegidos, por lo tanto no se hacen de ninguna comisión en la Asamblea Nacional. ¿Qué hacer? María Corina propone quitarle la calle a los chavistas.

“Diferente en todo a Leopoldo López, ella es de derecha”, según Teodoro Petkoff. “Decir eso es aceptar el esquema cubano”, responde ella. “En Venezuela, no se trata de un choque entre derecha e izquierda, sino de una cuestión de valores: dictadura o democracia, represión o libertad”.

Al “Socialismo del siglo XXI” del chavismo, se opuso un “Capitalismo popular”. “Superar la pobreza no es responsabilidad solamente del Estado, sino de toda la sociedad”, precisa María Corina. “Como en Atenea, lo privado y lo público deben trabajar juntos. El populismo y el clientelismo suscitan una exacerbada dependencia al centralismo del Estado, que ahoga la creatividad. Yo propongo la responsabilidad colectiva y la solidaridad”.

Divorciada, ella tiene tres hijos, Ana Corina (22 años), Ricardo (21 años) y Enrique (20 años), quienes cursan sus estudios en Estados Unidos. “Como muchas venezolanas de nuestra generación, ella ha llevado de frente la doble vida profesional y familiar”, expresa Froila Castro. En una sociedad machista, la mujer valiente que no se deja intimidar a pesar de una agresión física en el hemiciclo, suscita admiración.

El mismo Chávez parecía soñar con quererla como adversaria, pero él nunca se prestó al debate público. Su sucesor, el presidente Maduro, ha sido obligado a aceptar un diálogo televisado con la oposición, cuya segunda reunión debería tener lugar el 15 de abril. Uno en el que María Corina no participó. “Es una farsa”, asegura ella, quien puso como condición la liberación de los opositores, de los estudiantes y de los alcaldes encarcelados, perseguidos o privados de su mandato. (Le Monde)