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Cada vez que escucho a alguien defender tanto a los gobiernos representados por AD y por COPEI porque repartieron comida, juguetes, ropa, becas, dinero, para contrarrestar el argumento de los defensores del régimen Chavista quienes también esgrimen los mismos argumentos, me convenzo más de lo mal que estamos culturalmente. Es impensable que en pleno siglo XXI todavía las personas piensen que esas limosnas sean positivas para la sociedad. Realmente la plaga del populismo es y será difícil de erradicar.

Es difícil convencer a una persona que tenga cierta simpatía y dependencia del estado, pero debemos explicarles la farsa del populismo, tenemos la obligación de decirles que nada es gratis, que alguien paga lo que el régimen regala o redistribuye. Estoy convencido que el venezolano tiene poca cultura política y económica. No puede ser que muchos piensen que la bolsa de CLAP es una bendición, que es algo positivo. Es imperativo hacerlas entender que un país no se desarrolla, no prospera de esa manera. Lógicamente no es necesario explicarles las ideas de Adán Smith, Ludwig von Mises Friedrich Hayek, Ayn Rand, pero podemos explicarles que un país crece en base al trabajo, en el apoyo a la propiedad privada, a la invención del hombre, educación, emprendimiento, libertad individual y la libertad económica. Venezuela ha tenido la mala experiencia de ser gobernada por políticos mediocres, populistas y demagogos, sueño con un gobierno donde se premie el mérito, la educación y las capacidades de las personas.

La historia demuestra que aquellos gobiernos personalistas basados en el socialismo han fracasado, pero hay que reconocer que el discurso de los defensores del socialismo ha tenido impacto en la gente. Como dijo una diputada española “ustedes los socialistas son muy buenos para hablar y debatir, pero para trabajar y producir no sirven” y es así porque ellos apelan al bendito cuento de la desigualdad, la solidaridad con los pobres, el capitalismo explotador, y como los gobiernos reparten limosnas se venden como los buenos y los demás son los demonios.

Pero eso debe acabar en Venezuela, es necesario desmontar el engaño populista como lo define Gloria Álvarez. No puede ser que entre Chávez y Maduro dilapidaran aproximadamente 1 billón de dólares y todavía el cucuteño sea quien gobierne. Es cierto que la oposición ha contribuido a eso, pero también la sociedad se ha prestado para que esta reencarnación del castro-comunismo siga en el poder, y esa contribución se debe a que una parte de la sociedad les ha creído a unos mediocres el mensaje de la justicia social, que ellos los aman, que los liberaron de la prisión del capitalismo. Nada más falso. En Venezuela nunca ha gobernado hombres con ideas liberales, todos han sido obnubilados por las ideas de izquierda, quizás Carlos Andrés Pérez en su segundo gobierno quiso implementar un cambio de paradigma en la sociedad venezolana a través del paquete económico liderado por Miguel Rodríguez, pero al hacerlo cometió muchos errores. Uno de ellos fue creer que su carisma bastaba para generar los cambios sin que la sociedad protestara, no entendió que un plan de esa magnitud requiere de una campaña de concientización y concertación. Primero con la gente y segundo con los sectores gremiales, industriales, académicos, periodísticos y sobre todo con un apoyo político de base. CAP no lo hizo así y lo pagó caro, su partido lo traicionó y los militares ideologizados por el castrismo actuaron a través de los intentos de golpes de estados. Y así llegamos a esta situación dramática donde Maduro tal cual el aprendiz de brujo desató la más grande ola populista conocida en nuestro país y, apelando a la idiotez del legado de Chávez, intensificó el derroche y nos trajo a este callejón sin salida.

Desafortunadamente contamos con una oposición complaciente, ingenua, torpe y mediocre donde se resalta las apetencias personales, y con ideas mayoritariamente populistas. Por tal razón ha sido difícil salir del régimen. Sin duda, María Corina Machado ha sido de las pocas personas que se pueden destacar por su valentía, entereza y transparencia. Soy escéptico con respecto a creer en la integridad de las personas, siempre he sido desconfiado con los demás. Sin embargo debo decir que lo expresado hasta ahora en la conducta y las ideas de MCM ha sido suficiente como para creer que si podemos ser optimistas, he notado que la rodea un equipo de altísimo nivel, que promueve el libre mercado, aborrece el populismo y son libertarios por convicción.

Me considero libertario, creo firmemente en que el libre mercado y un estado limitado es el mejor sistema creador de riquezas y bienestar en la sociedad, es por ello que pienso que estamos en una etapa cumbre en este momento, Venezuela va cambiar de modelo, solo falta que se les hable a las personas con la verdad.

Nuestro país no aguanta más populismos, es difícil pero no imposible. Siempre lo he dicho, el gran problema de los que profesan las ideas libertarias es que apelan a un lenguaje técnico muy propio de académicos y de miembros de organizaciones de intelectuales como los famosos Think Tank. Siempre he creído que el problema es que son pocas las personas que se introducen en los barrios a hablar del tema, y no es por discriminación, la cuestión es que no le saben hablar a la gente, se hizo un intento en el 2012 pero eso de capitalismo popular resultó tan ambiguo que a mi entender pareció un chiste. Eso era demagogia pura, inclusive se puede inferir que hasta populista.

Los términos deben ser claros, nada de ambigüedades y de expresiones pocos convincentes, el deseo de crecer y prosperar es un deseo natural del ser humano, las personas identifican de manera empírica y natural las reglas del mercado. Partiendo de ese criterio podemos utilizar estrategias para convencerlos de que eso que ellos piensan encarna los ideales del libre mercado. Hay que hacerlos ver que el populismo encarna la demagogia, la mediocridad, el atraso, la frustración, la miseria y otros males propios de los modelos socialistas.

La economía no perdona, al final se impondrán las leyes económicas. Tarde o temprano la implosión llegara en nuestro país, el deber de los que defendemos la libertad es estar preparados para cuando eso pase, estar organizados, no solamente como partidos políticos o sociedades organizadas. También debemos estar preparados intelectualmente, y así enfrentar con mejores herramientas el futuro que se avecina. El fin del populismo no es una utopía, es una realidad. Venezuela lo necesita.