Desde pequeño soñé con ser abogado. Siempre iba a los tribunales civiles y mercantiles con mi tía. Siempre me llamo la atención que cuando pasábamos frente a una secretaria o alguacil, llamaban a mi tía doctora. Desde ese momento me dispuse a que cuando me graduara de bachiller estudiaría leyes; ya una vez estudiando, me inclino por la rama penal y decido trabajar con un familiar, pero me di cuenta del grado de corrupción y tráfico de influencias que hay dentro del ámbito judicial y me dije: «¿Qué hago yo estudiando esto?». Por ende puedo decir que soy un político accidental, porque yo no quería ser un político; yo quería ser abogado, pero las circunstancias que hoy vive el país me exige a que luche por él y por la libertad.
Nosotros, los jóvenes venezolanos, somos echados pa’ lante (como se dice coloquialmente). No importan las adversidades y los tropiezos, nosotros siempre nos levantamos. A esta generación de jóvenes nos ha tocado más duro esta crisis, hay muchos que no ven un futuro, «¿Me graduó y después que hago?, ¿me voy?, ¿me quedo? ¡No sé qué hacer!». Estas son las palabras diarias que escucho en los pasillo de la universidad, también escucho a los que ya están graduados y me dicen: «¿Ángel cómo yo me compro un apartamento o un carro? ¡Ni que fuese narco!».
Muchos de estos amigos que me decían esto, hoy se encuentran fuera del país; uno estudiando en una de las mejores universidades de la Florida, y el otro es gerente de planta en una reconocida empresa en España. La excelencia estudiantil y laboral se nos está yendo por Maiquetía; pero sé que mis hermanos volverán, cuando logremos la liberación de esta dictadura en Venezuela, vendrán mejor preparados y dispuestos a mejorar a este país.
@Angelrendon91