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En ocasiones los que se hacen llamar revolucionarios inician sus carreras como tal en la búsqueda de una utopía, en el empeño de hacer realidad un sueño. En muchos casos estos jóvenes “revolucionarios” están engañados por las falsedades esculpidas en letras por Carlos Marx.

En las décadas de los 60 y 70 en América Latina la influencia de la “gesta” de un grupo de barbudos que se alzaron en armas y conquistaron el poder en Cuba, una historia algo quijotesca, marcó la vida de muchos muchachos.

A tal punto, que aquellos días se estructuró una guerrilla marxista continental que fue derrotada por las fuerzas democráticas de todos los países.

El ruido de aquel espejismo llegó a la década de los 80, prácticamente con un chispazo que se negaba a morir. En esos ideas un joven llamado Nelson Moreno compaginada con aquellos planteamientos de justicia social, igualdad, cambios profundos y revolución.

Nelson Moreno, quien al lado de Telémaco Figueroa y otros más, fueron los protagonistas de protestas muy violentas en la Universidad de Oriente, quemaron cauchos, secuestraron gandolas y se batían a piedras contra los policías de aquella época.

Aún recuerdo a Moreno y a los demás fustigando a los funcionarios de entonces por su “represión” y por impedir la libertad de protesta. No obstante, aquellos agentes del orden público eran unos panes dulces en comparación con lo que estamos viviendo en la actualidad.

Bueno, pero a Nelson Moreno le ocurrió lo que le ocurre a todo idealista de izquierda: Cambió.

Los conceptos de libertad para protestar, de todos los derechos para todo el pueblo, van esfumándose en la medida que los socialistas van llegando al poder.

Hoy, Nelson Moreno como todos los muchachos “cabeza caliente” de aquellos tiempos se encuentran en los cargos de representación política o de gestión del Estado y por ende pasaron de reprimidos a ser represores.

La rebeldía de los “cabeza caliente” quedó en el pasado, ahora son los señores gobernadores, alcaldes, diputados o ministros que se esconden detrás de la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional o de cualquier otro cuerpo de choque para atacar salvajemente a los jóvenes que están en las calles en este momento.

A ellos se les olvidó sus días de luchadores estudiantiles y se convirtieron en animales de presa que sólo satisfacen sus necesidades de subsistencia agrediendo a aquellos muchachos que no se cansan de batallar cívicamente por una Venezuela libre y de ciudadanos libres.

¡Claro! Este no es el caso de Nicolás Maduro, porque aunque también fue un joven idealista consumado por las mentiras del Manifiesto Comunista y del Capital de Carlos Marx, si es que llegó a leerlos, él jamás pasó por la Universidad y por lo tanto no conoce la realidad dentro del claustro académico.

Lo cierto es que todo comunista traiciona aquellos planteamientos iniciales, y lo hacen porque esa es la vía de los izquierdistas. Ellos profesan una cosa y practican otra muy distinta.

¡Así de simple!

@wcaballerolopez