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Primero fue el huracán Harvey que azotó el estado de Texas en los Estados Unidos de Norteamérica, su rastro fue desolador y catastrófico. Poblaciones bajo las aguas, familias enteras que los perdieron todo. Angustia, dolor y desesperación. Este es un breve resumen de lo que pasó en aquellas tierras.

El régimen venezolano, con el propósito de ganar pleitesía con los gringos, fue solícito a enviar dinero para la reconstrucción de aquella entidad federal de los americanos del norte.

Harvey fue un mal momento para los habitantes del sur de los EEUU, pero no conforme con eso, semanas después llegó Irma a las costas de la Florida. Este segundo huracán fue aún más devastador, desde muchos días antes de su arribo tuvo en vilo a toda la población de aquel estado.

Harvey e Irma llegaron con furia a golpear a los norteamericanos, pero ninguno de los dos, y tampoco juntos, hubiesen sido tan poderosos como el huracán “Nicolás” que flagela a los venezolanos.

Nicolás Maduro es un ciclón que aniquiló con la comida de los venezolanos, destruyó la economía, arrasó con la tranquilidad de las familias de nuestro país. El huracán “Nicolás” aumentó los efectos de 18 años de desastre político, social y económico ocasionado por la mentada revolución.

Cualquiera en su sano juicio preferiría dos horas de huracán normal, se llame Harvey, Irma, José o cualquier otra denominación, a dos décadas de un socialismo que convirtió al país más rico de Latinoamérica en un país de mendigos, raquíticos y exiliados.

Los venezolanos hemos sufrido por un modelo socio-económico que pulverizó el aparato productivo del país, generando la escasez de alimentos y de otros rubros; esta tesis política aniquiló el campo como ente generador de riquezas, el turismo, y demás industrias privadas.

Nicolás Maduro es el nivel más feroz de un fenómeno político que ha hundido a Venezuela en un lodo de problemas, en mortalidad infantil, en desnutrición, en desempleo, en todo tipo de dolencias económicas.

Los venezolanos tienen hambre mientras en Miraflores envían aviones cargados de alimentos a las islas del Caribe como San Martín, Antigua y Barbuda, Las Bermudas, y sobre todo la isla de Cuba.

Mientras se escasean, aquí en Puerto La Cruz, Lechería y Barcelona, la gasolina de 95 octanos, Maduro dona combustibles a otros países. La indolencia del régimen venezolano no tiene límites de desfachatez. Rompe sus propios records.

Venezuela se encuentra asolada por la política que, primero Hugo Chávez, y ahora Nicolás Maduro han desarrollado.

Frente a esto, todos tenemos que mantenernos en estado de alerta y luchando por el rescate de la nación. ¡Calle, organización y más calle! Este es el reto y la estrategia.