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«Durante décadas Venezuela apoyó las luchas por la democracia y ahora nos dan la espalda» «Es falso que al proceso de paz colombiano le convenga Maduro. Todo lo contrario»

María Corina Machado sostiene que el control del gobierno cubano sobre Nicolás Maduro es mayor al que ejercía sobre el gobierno de Hugo Chávez

LAS CONDICIONES PARA EL VOTO
ROBERTO GIUSTI, MARÍA CORINA MACHADO , MIEMBRO COMANDO SIMÓN BOLÍVAR | EL UNIVERSAL

Completamente integrada al Comando de Campaña Simón Bolíva, donde representa a los independientes y coordina el tema de las relaciones internacionales, María Corina luce cómoda en sus nuevas funciones, se muestra comprometida con la candidatura de Henrique Capriles y habla de una campaña ética y épica, en la cual «nuestra generación tiene una enorme responsabilidad en la reconstrucción democrática del país». Recién llegada de un viaje relámpago a Bogotá, donde se reunió con parlamentarios colombianos, viene convencida de que ambos países «tenemos una oportunidad extraordinaria para construir un futuro que garantice la paz para Colombia y la democracia para Venezuela. Eso implica la necesidad de que ambos pueblos asuman la estrecha vinculación de nuestros destinos. No hay proceso de paz en Colombia sin democracia en Venezuela y para lograr ambos propósitos se requiere una acción decidida, desde ambos lados de la frontera, contra cualquier grupo irregular, llámese guerrilla, paramilitares o narcotráfico, empeñados en la destrucción de las instituciones».

-¿Quiere decir eso que la gobernabilidad en Colombia está comprometida en caso de que Nicolás Maduro gane las elecciones?

-Sí. Absolutamente.

-Entonces, ¿la única forma de alcanzar la paz en Colombia es que el ganador sea Capriles?

-La única manera de que sea sostenible. La verdad es que muchos demócratas venezolanos sentimos, con mucho dolor, la existencia, en Colombia, de demócratas que piensan lo contrario. Es decir, que al proceso de paz le conviene el triunfo de Maduro. Eso es falso y expresa un desconocimiento sobre la naturaleza del sistema que hoy en día impera en Venezuela.

-¿Ha cometido el presidente Juan Manuel Santos un pecado de ingenuidad al ponerse de acuerdo con un gobierno venezolano que estaría jugando dos cartas a la vez?

-Esa es una manera benigna de plantearlo.

-¿Por qué?

-Porque no hay persona en el mundo que tenga más información acerca de ese sistema.

-Entonces, ¿por qué lo acepta?

-Probablemente porque está haciendo un análisis a corto plazo. Henrique Capriles ha sido claro: no se va a tolerar, en un gobierno democrático, las operaciones y salvaguarda de jefes de grupos guerrilleros y paramilitares en territorio venezolano. Se combatirá y defenderá la soberanía nacional. Se erradicará el secuestro, la vacuna y la guerrilla. Con toda firmeza lucharemos para que Venezuela deje de ser puente para la droga proveniente de Colombia. Fenómeno que prohija la existencia de bandas responsables de la mayoría de los homicidios que ocurren en el país. Ante un triunfo de Henrique Capriles la guerrilla se vería obligada a negociar con el gobierno colombiano.

-¿Se repite, entonces, la historia de las FARC y Pastrana, en cuyo gobierno se inicio un proceso de conversaciones, se le concedió a la guerrilla una zona de distensión y no se llegó a nada?

-No diría que no se va a llegar a un acuerdo. Creo, sí, que no será estable ni duradero.

-El problema es que el gobierno colombiano tiene un enfoque diferente al que expresas.

-Durante décadas Venezuela fue valiente, consistente y firme en la defensa de la democracia. Así ocurrió en América Central también en la lucha contra las dictaduras en el sur del continente. Pero en este momento los venezolanos sentimos que todos los gobiernos de América Latina, sin excepción, nos han dado la espalda.

-¿Por qué lo dices?

-Cuando se produjo la violación a la Constitución el 9 de enero, con aquella sentencia aberrante, todo el mundo sabe quien alzó la voz por Venezuela. En la OEA sólo se escuchó la protesta del embajador Cochez y mira lo que ocurrió. Lo mismo pasó con la sentencia según la cual y de manera ilegítima, Nicolás Maduro actúa como presidente y candidato. Esa ha sido la actitud de los gobiernos, mas de los pueblos. Y a estos es que debemos hablar.

-Antes los gobiernos se abstenían de criticar o denunciar al gobierno venezolano porque muchos de ellos estaban, de una y otra manera, comprometidos con Chávez. Ahora ya Chávez no está y la actitud sigue siendo la misma.

-Pero tenemos una gran oportunidad. Ya lo dijiste: Chávez no está y este sistema es insostenible. Por eso cada vez más se pone en evidencia sus profundas contradicciones y sus debilidades. De allí la represión y violencia desatada en contra de los estudiantes o la actitud injustificable, en la ONU, al negarse (el único entre 42 países) a aprobar una sanción por los crímenes que se están cometiendo en Siria contra civiles.

-Aun así, como dices, nadie levanta la voz.

-Hay diversas razones. Pueden ser económicas porque aquí hay mucha gente haciendo negocios. Pueden ser ideológicas, considerando que Venezuela se ha convertido en protector de grupos y organizaciones no tolerados en otras partes del mundo. También puede haber móviles geopolíticos. Pero todo esto cambia y por lo tanto se impone hablarle a los pueblos. Hay cinco millones de colombo-venezolanos, por ejemplo, a quienes el gobierno colombiano deberá explicarles posiciones suyas que legitiman acciones no acordes con la Constitución venezolana.

-¿Para qué hablarle a los factores políticos y sociales, si el gobierno colombiano tiene otra posición?

-Senadores colombianos de todos los partidos invitaron a dos parlamentarios venezolanos a Bogotá (me acompañaba Leomagno Flores). Y para mi resultó sorpresivo el apoyo, por parte de los miembros la Cámara de Representantes, donde puede hablarles en plenaria. Pero también hicimos contacto con los ex-presidentes, con las universidades, con dirigentes de la sociedad civil, con la prensa. Eso representa una fuerza muy poderosa que nosotros, como venezolanos, no hemos reconocido, sobre todo por el grado de conciencia y de solidaridad que hay en el pueblo colombiano, en términos de la lucha que estamos dando y de cómo lo afecta. Esto cambia el panorama porque los gobiernos no pueden sino escuchar ese clamor.

-Clamor que se hace más intenso en época de campaña electoral.

-Los regímenes neo-dictariales, que tienen una vocación totalitaria, pretenden construir, al mismo tiempo, una fachada democrática. Es así como cometen abusos, atropellan los derechos humanos, la libertad de expresión, la propiedad, en fin, la letra de la Constitución y al mismo tiempo necesitan, desesperadamente, obtener legitimidad. En el caso del chavismo lo han hecho por la vía electoral y por eso llevamos 19 elecciones en 14 años. Pero yo siento que esta elección del 14 de abril es distinta.

-¿Distinta en qué sentido?

-Por el fracaso contundente, en esos pocos días, de una persona que de manera ilegítima, impuesta por los cubanos, pretende gobernar. Además de que es una mala copia y ya se sabe que éstas no funcionan en política. Luego, se ha hecho obvio el control cubano, mucho mayor sobre Nicolás Maduro, que sobre el gobierno anterior. Y no puedo dejar de mencionar el tema del himno nacional cubano es un acto presidido por ese señor y en cadena nacional. Pero más grave aun, se lo sabe y lo canta. Una tercera debilidad son las contradicciones entre las diversas facciones y los extremos a que han llegado.

-¿De qué manera se concretan esas divergencias?

-Cuando un ministro de la Defensa dice que «le vamos a dar en la madre a los fascistas y haremos a Maduro presidente», no sólo viola la ley, sino pone en evidencia la naturaleza de un proceso profundamente corrupto. El aparato del Estado en contra del ciudadano.

-Decías que esta elección es distinta.

-Hay una oportunidad extraordinaria en esta lucha, que trasciende el 14 de abril y demanda un gran esfuerzo de esta generación. Y lo digo porque la unidad está fortalecida y ampliada. Mi presencia en el Comando, representando a los independientes, evidencia que hay una buena disposición, que se ha escuchado y se ha aprendido de algunos desaciertos. También observo una aproximación combativa en materia de valores y de la naturaleza del régimen por parte de Henrique Capriles. Es decir, no conceder ante las agresiones y llamar a las cosas por su nombre. Finalmente está el espíritu de lucha ante el CNE ante sus trampas y sus irregularidades.

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