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Muchas veces al día pasa por nuestra mente la pregunta: ¿Cuándo terminará todo este horror?, y nos respondemos, ‘pronto muy pronto’.Sabemos muy dentro de nosotros que aunque no exista salida aparente pues el régimen chavista con inverosímil eficiencia, no propia de él, trata de hacernos creer que no existe posibilidad de mejora fuera de la condición de convertirnos en siervos de sus designios, estamos totalmente convencidos que sí existe un solución, que sí existe una Venezuela diferente donde el establecimiento de la libertad está por encima de esa “igualdad” que tanto vendió el chavismo desde sus inicios y que fue aceptada por una sociedad nunca educada para ser responsable de sus actos.

Todas las sociedades han estado sujetas siempre a circunstancias que han servido como lecciones imborrables en su manera de interacción, han modificado la psique del individuo y esta ha hecho su contribución en la psique grupal. Los avances han sido evidentes, en todos los ámbitos, aunque muchos traten de satanizarlos utilizando los mismos medios que han surgido de esos pasos adelante.

Están conscientes que sus teorías colectivistas son dolorosas y traumáticas en los países donde son aplicadas pues conocen que el resultado será siempre el mismo: escasez, corrupción, violencia, deterioro moral y colapso económico. A pesar de esto la responsabilidad no recae sobre ellos pues su naturaleza es destructiva, recae sobre la valoración que tenga cada individuo que apoye los objetivos declarados por aquellos. Convalidar la supresión de sus libertades como individuos es una valoración que tiende a cero, Sin embargo los ciudadanos son engañados por discursos demagógicos y caen fácilmente en esa fantasía de creer que mientras el Estado sea más grande y los sostenga, vivirán eximidos de algún tipo de responsabilidad en sus vidas con lo cual se convierten en siervos de un Estado todo poderoso.

El final de la miseria inicia cuando el individuo se percata que ha sido engañado, cuando reconoce que tal “igualdad” que le vendieron no es más que pobreza, marginalidad, violencia y muerte, cuando se organiza y comienza a exigir sus derechos civiles previamente cedidos bajo cantos de sirena colectivistas, el régimen se niega a otorgárselos y comienza un período de enfrentamiento con el único fin previsible: el derrocamiento de los que detentan el poder y con ellos su ideología de propagación de la miseria.

Venezuela ya inicio ese período el 2007 cuando rechazó la reforma de la Constitución, pero el régimen chavista ha dilatado dicho fin con colaboración inocente o no del sector opositor empapado aún de los socialismos de la era democrática. Han hecho un bien sin darse cuenta, pues el venezolano nunca fue consciente de la primacía que tienen sus libertades individuales como lo es ahora. Nuestra sociedad ha vivido la etapa traumática y dolorosa que han pasado todos los países que experimentaron el colectivismo.

Aprender la lección está por verse, yo estoy seguro de que sí; hemos expandido nuestro razonamiento político y estamos a punto de descubrir que no es el Estado quién nos sostiene, somos los ciudadanos quienes sostenemos al Estado al vivir de nuestro trabajo y no de migajas estatales.

¡Llegó la hora de aprender y crecer!

@antoniofloresjl