Skip to main content
immediate bitwave Library z-library project books on singlelogin official

venezuela

María Corina Machado, la mujer tras las protestas contra Maduro dice que el actual Presidente perdió toda legitimidad. Plantea una transición a la democracia apoyada en un gran movimiento social, pero en el marco de la Constitución. Y afirma que Insulza ha traicionado a los venezolanos. Un informe desde el corazón del conflicto.

Por Óscar Medina, desde Caracas.

En esta misma casa fue donde se planteó que el camino de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro tenía que ser la calle. Aquí, al pie del Avila, unos cuantos metros más arriba de la muy conocida Plaza Francia de Altamira, está la sede de Vente Venezuela, la organización política de la diputada María Corina Machado. Ahí en el patio está la escenografía, el podio desde donde hablaron ella y Leopoldo López para anunciar el 23 de enero pasado eso que bautizaron “La salida”.

Desde principios de febrero ese llamado al debate que coincidió –¿casualidad? ¿cálculo?– con el reclamo de los estudiantes contra la inseguridad tiene a las principales ciudades venezolanas inmersas en una espiral de protestas y represión que al momento de escribir estas líneas sumaba más de mil personas detenidas –la mayoría liberadas con medidas cautelares–, alrededor de 300 heridos y 18 muertos, siete de ellos con disparos en la cabeza. Leopoldo López, del partido Voluntad Popular, está preso y otros líderes políticos podrían correr la misma suerte. Ella misma, de hecho, está en esa lista. Sin embargo, entusiasta y convencida, sigue recorriendo el país promoviendo la idea de que este “régimen” caerá como consecuencia de la presión ciudadana.

-¿Qué es La salida? ¿Es un movimiento que busca sacar a Maduro de la presidencia?

-Lo que queremos es conquistar la democracia y la libertad. Partimos de la base de algo que se ha evidenciado en estos días: un régimen que persigue, que reprime, que tortura, que asesina y que censura. ¿Cómo se llama? En Venezuela hay una dictadura que hasta hace algunas semanas había logrado silenciar las angustias, los miedos, los dolores, las frustraciones, las aspiraciones y sueños del pueblo de Venezuela. Y este enorme movimiento de estudiantes logró quitarle esa careta. Planteamos una transición a la democracia que se realice con un gran movimiento cívico y en el marco de nuestra Constitución.

-Maduro es Presidente porque ganó unas elecciones. ¿Cómo se entiende que eso sea una dictadura?

-También Putin llegó por los votos de la gente y algunos otros dictadores en el mundo han demostrado que se puede llegar por una vía democrática al poder y después derivar en un régimen terriblemente totalitario. Una democracia no se define por su origen, por el cómo se llega al poder, sino por el cómo se ejerce ese poder y cuál es el fin de ese poder. Maduró optó por un ejercicio cada vez más represivo y abusivo del poder. Hoy, después de estas últimas semanas de esta nueva etapa de lucha, ya nadie puede dudar de la naturaleza de este régimen. Hemos visto cómo se han utilizado grupos paramilitares armados dirigidos por el gobierno y a cuerpos de seguridad del Estado, civiles y militares, para acallar, torturar y asesinar a estudiantes que pacíficamente protestan en diversas zonas del país. Que aquí no quepa la menor duda de que Maduro perdió toda legitimidad.

-Entonces La salida quiere acabar con esa dictadura…

-Cuando uno vive en un sistema democrático, todo ciudadano tiene el derecho a exigir el cambio del régimen en cualquier momento y las constituciones tienen mecanismos para eso. Pero cuando no es una democracia sino que se trata de una dictadura, ese derecho se convierte en un deber.

-Esa concepción de dictadura la tiene, en todo caso, una parte del país. Otra, la que lo eligió, pareciera no tenerla y estar muy contenta con el gobierno de Maduro. ¿Qué pasa con esa otra gente?

-¿Tú crees que están muy contentas las madres de los sectores más humildes de Venezuela que hacen fila en las morgues porque les han matado a un hijo? ¿Crees que pueden estar contentos y satisfechos los trabajadores que tienen sueldos de hambre? ¿Crees que están satisfechas las amas de casa que pasan la mitad de sus días buscando y haciendo filas para comprar productos indispensables porque aquí no hay leche, ni harina, ni medicinas ni gas doméstico? ¿O es que no nos damos cuenta de cómo frente a este despertar de los estudiantes también están reaccionando las zonas más humildes y populares? Los venezolanos hemos hecho una conexión directa entre el drama económico que vivimos –inflación, escasez, sueldos miserables– y el drama social –de inseguridad, violencia, impunidad– con el culpable de esta situación y con la solución a esto, que es de orden político. Y esa vinculación es indispensable.

-Una cosa es pedir cambios concretos y otra exigir la salida de un Presidente. ¿Eso es lo que plantean ustedes, o no?

-Sí, el cambio de régimen. Porque sabemos que este régimen no va a cambiar sus políticas. ¿Qué más tiene que pasar en Venezuela para que rectifiquen? Cuando enfrentas a un régimen dispuesto a todo por mantenerse en el poder, estamos en nuestro derecho y en nuestra obligación histórica de enfrentar a este modelo. Nuestra Constitución estableció mecanismos a través de los cuales los ciudadanos podemos activar un cambio de régimen una vez que se dan ciertos requisitos: la enmienda constitucional, el referendo revocatorio, la asamblea constituyente o la solicitud de renuncia del Presidente. Todos son democráticos y parten de iniciativas ciudadanas. ¿Qué hemos planteado? Que debatamos sobre eso con la gente. Y frente al planteamiento que presentamos de hacer asambleas de ciudadanos, el pueblo salió masivamente.

-¿Qué se ha logrado?

-En primer lugar, los estudiantes lograron arrebatarle una máscara de comportamiento seudodemocrático al régimen del señor Maduro. Las imágenes de nuestros jóvenes heridos, incluso asesinados, en protestas cívicas por efectivos de la Guardia Nacional, de otros cuerpos de seguridad y por grupos armados son la evidencia contundente del nivel de crueldad con el que ha actuado el Estado. Las denuncias de torturas han conmovido al país. Estas imágenes de una Venezuela oprimida con esta brutalidad, más la censura aplicada a los medios de comunicación, han hecho que un sector de la opinión pública del planeta que desconocía el drama de Venezuela ahora lo conozca. Y eso ha generado una presión sobre unos gobiernos que se llaman democráticos, pero que han actuado desde la complicidad y la indiferencia durante todos estos años. El segundo logro es que ha quedado demostrado que Maduro perdió la calle. El régimen movilizaba grandes masas de gente con plata, con autobuses, con presión sobre empleados públicos y eso era intimidante y daba una demostración de fuerza. Ya no. En tercer lugar, nuestra protesta ha demostrado que no somos una sociedad adormecida, asustada ni resignada. Aquí hay un enorme coraje cívico, consciente del sacrificio y de los riesgos que enfrentamos.

-¿Esto apenas está empezando?

-No, esto tiene quince años. Tenemos quince años resistiendo.

-¿Qué se puede esperar en concreto de las instancias internacionales? ¿O no están esperando nada?

-¿Qué se puede esperar de un Unasur que se reunió de emergencia porque a Evo Morales le restringieron durante unas horas su vuelo y que no ha dicho una palabra mientras están asesinando y torturando a estudiantes en Venezuela? ¿Y de la Celac? ¿Y del Mercosur, que tiene cláusulas democráticas? Pero, por otro lado, estamos viendo pronunciamientos con una contundencia que no habíamos visto antes, como los del Parlamento Europeo y el ex Presidente de Costa Rica, Óscar Arias. Y está el hecho de que se haya convocado a la reunión de la OEA, algo a lo que los venezolanos le asignábamos pocas probabilidades, ya que su secretario general ha traicionado la solidaridad que nuestro pueblo y nuestros gobiernos a lo largo de los años –sobre todo en momentos de dificultad– han manifestado con el pueblo chileno. Ésta es la última oportunidad para salvar a la OEA. Hugo Chávez y ahora Maduro se propusieron destruirla porque como todos los dictadores de un lado o del otro espectro ideológico, le tienen terror al Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

-Si en Venezuela hay una dictadura lo que diga la OEA le tendrá sin cuidado. La solución al problema es interna. ¿Cómo sería en la práctica la salida de Maduro que ustedes exigen?

-A este tipo de regímenes prefiero llamarlos neodictaduras, porque son tan brutales como las dictaduras tradicionales, pero intentan ponerse una fachada democrática fundamentalmente por la vía de las elecciones y de la complicidad internacional. Que haya una reacción firme y clara llamando las cosas por su nombre, que ya vea que lo están llamando dictador afuera, significa un debilitamiento de uno de los pilares fundamentales del régimen. Pero desde luego, la democracia y la libertad las tenemos que conquistar nosotros. Cuando a un pueblo le niegas todas las vías institucionales, niegas la justicia y además le cierras los medios para expresarse, ¿qué le queda? La protesta, la calle, la organización cívica.

-O la violencia…

-La violencia es la estrategia del régimen. La violencia ha sido un instrumento para el control social del régimen, no nos engañemos.¿Qué queda? El poder de la gente en la calle, organizada, de manera cada vez más amplia, más masiva y más firme. Así los haremos retroceder.

-¿Ustedes están llamando a una rebelión?

-No. Nosotros estamos llamando a la organización y a la movilización ciudadana, cada vez más amplia y más firme, hasta hacernos escuchar. El régimen tendrá que escuchar a la mayoría de un pueblo que pacíficamente protesta en la calle. Debemos entender que aquí hay una sociedad que fue reprimida en sus angustias haciéndole entender que no había nada que hacer, que estábamos derrotados, que no teníamos la fuerza. Y lo que se ha demostrado es que somos mayoría los venezolanos que entendemos que éste es un asunto de valores, que se trata de defender a la familia. Nuestra causa es Venezuela. Y desde luego, implica riesgos y sacrificios. Nuestra generación está dispuesta a asumirlos.

-¿Hay fracturas en la unidad opositora?

-Hay diferencias de criterios, pero nos une una visión de país y una disposición de luchar y arriesgarnos y de hacer lo que tengamos que hacer a nivel individual por salvar a Venezuela.

-Desde la oposición y el gobierno le han tildado de radical, ¿se considera usted radical?

-Si radical significa defender nuestros valores y nuestros principios sin negociación posible, sin concesiones, entonces califícame así. (Capital.cl)