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Esto no es casualidad ni tampoco ineficiencia, es parte del modelo

La expectativa por el discurso que Nicolás Maduro pronunció con motivo del Día del Trabajador era grande. Incluso, con varios días de anticipación, él mismo se encargó de anunciar que vendría con una serie de medidas que significarían un “revolcón económico”. Sin embargo, como ya se hizo costumbre, fue más lo que se dijo que lo que se hizo.

Maduro anunció un incremento del salario mínimo y de pensionados del 30%, el cual será dividido en dos partes: el 20% se realizará a partir de este 1° de mayo y el otro 10% a partir de Julio. El salario mínimo pasará de 5.622 bolívares a 7.309,22 bolívares, luego del aumento de 30%. De la misma forma, se anunció el ajuste de toda la tabla salarial de la administración pública y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Maduro también aprobó 11.900 millones de bolívares a todas las gobernaciones del país para pagar obligaciones laborales de los trabajadores.

Según cifras extraoficiales, la inflación acumulada en lo que va del año ya sobrepasaría el 50%. El incremento anunciado ni siquiera se acerca a ese número. A tasa Simadi, con el 30% de incremento, el salario mínimo se ubicará en 36,9 dólares, es decir, 1,23 dólares diarios, y continúa siendo el más bajo de la región después del de Cuba. El aumento en el salario mínimo por día será de 56,17 bolívares, algo que no alcanza ni para un café.

La crisis económica es aguda. Tener la inflación más alta del mundo, niveles de escasez de alimentos, medicinas y otros productos de un país en guerra, índices de violencia e inseguridad de los peores de la región, entre muchas otras dificultades, hacen que la situación en el país se haga cada día más insostenible.

Por si esto fuera poco, las medidas que se han tomado en cada una de estas áreas solamente han empeorado los problemas; basta con revisar las cifras para darnos cuenta de esto, incluso las oficiales. La realidad es que esto no es casualidad ni tampoco ineficiencia. Es parte de un modelo que no funciona y cuyas consecuencias son tan terribles como predecibles.

Hoy, cada venezolano es víctima de la escasez, la inflación, la inseguridad, la incertidumbre y el miedo. Eso, en su conjunto, es el verdadero revolcón que padecemos a diario.

 Twitter: @MiguelVelarde