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La diputada María Corina Machado es acompañada por dirigentes estudiantiles, sindicales y de otros sectores de la sociedad civil en la creación de esta iniciativa con la que buscan el “cambio de valores” para el país

David Ludovic Jorge/ Felipe González Roa

45e2928e-5c4c-4802-a772-11c510f048db_W_00600Construir consensos sobre los valores compartidos de los venezolanos;  discutir un «programa de lucha» ante las arremetidas del Gobierno Nacional y organizar a la población para responder a tales arremetidas son los objetivos esenciales que enumera María Corina Machado, diputada despojada de su cargo por la directiva de la Asamblea Nacional (AN), en la nueva iniciativa política que asume bajo el nombre de Congreso Ciudadano y que tuvo su acto de presentación el pasado martes.

De estos tres objetivos el tercero es el que parece estar más claro en el pensamiento de Machado, quien, aunque admite que la organización ciudadana es un medio y no un fin en sí mismo, se limita a acotar el «cambio político urgente» como la meta última de este Congreso Ciudadano. Una «urgencia» que, aunque tampoco delimita temporalmente, es posible comprender a la luz de las estimaciones de la ex directiva de Súmate sobre lo que serán las próximas acciones de esta instancia. «Esperamos que el primer encuentro nacional del Congreso Ciudadano podría reunirse en tres meses; pero no es algo que para. La idea es que se trate de una red formidable que busque consenso e intercambio entre todos los sectores de la sociedad», explica la parlamentaria.

La participación de diversos sectores sociales no es algo accesorio ni nominal. Además de 18 organizaciones políticas que apoyan el Congreso Ciudadano, otros grupos de la sociedad participan de manera activa en la iniciativa, incluso acompañando a la Diputada en las actividades de difusión del encuentro. Tal fue el caso del Desayuno en la Redacción de esta semana en el que, además de Machado, estuvieron presentes el dirigente estudiantil Jesús Ramírez y los líderes sindicales Pablo Zambrano, Luis Cano e Igor Lira, quienes conversaron con el presidente de Notitarde, Ricardo J. Degwitz; la jefa de la corresponsalía en Caracas, Lucy Gómez y los periodistas Felipe González Roa y David Ludovic Jorge, quien suscribe estas líneas.

Niveles de organización

Machado lo explicó en el acto realizado en el anfiteatro El Hatillo y lo ratificó durante la entrevista: «Ya tenemos la visión y la fuerza, pero nos falta la organización». Para lograrla, el Congreso Ciudadano presenta una estructura que, según asevera la parlamentaria, es «única en el mundo» y que consiste en dos tipos o niveles de organización: En primer lugar las asambleas de ciudadanos, que esperan que se realicen en todas las localidades del país, y, por otro lado, las llamadas «asambleas sectoriales» en las que se reunirán cada uno de los grupos de interés de la sociedad, como por ejemplo médicos, gremios, sindicatos, profesores, periodistas, trabajadores de las empresas básicas, etc.

Sobre las primeras, Machado resalta lo autogestionado de la estructura: «La idea es que el que quiera montar su asamblea, la arme, nombre su vocero y ese vocero ya está participando en el Congreso Ciudadano», resalta, tras explicar que los requisitos y temas sugeridos para discutir en las asambleas ciudadanas están disponibles en la página web http://www.futuroparatodos.com y en la cuenta de Twitter @FUTUROPARATODOS.

La Diputada también subraya el rol que juegan la interacción y las redes sociales en la conformación de estas asambleas. «Buscamos que tanto las ciudadanas como las sectoriales se relacionen para ir creando un tejido que incluya tanto las organizaciones sociales como a las organizaciones políticas, que sentimos que han estado un poco distanciadas en nuestro actuar».

Todos los sectores encontrados

Amplitud e inclusión fueron dos palabras que Machado repitió durante la entrevista, en la que incluso trató de minimizar su rol para permitir que quienes la acompañaron expusieran sus posiciones.

El dirigente estudiantil Jesús Ramírez, es uno de estos acompañantes que expuso la perspectiva del movimiento estudiantil y el liderazgo de los jóvenes en lo que llamó «la resistencia».

«Nosotros los jóvenes hemos tenido seis meses continuos de protestas, que ya trascendieron al movimiento estudiantil. Ahora nos sumamos a este Congreso Ciudadano y vamos a estar recorriendo el país para buscar las propuestas de nuestros compañeros. Vemos este congreso como una oportunidad para diseñar el país que tanto anhelamos y para ponerlo en práctica», asevera.

El motivo que justifica la importancia de la organización en el Congreso Ciudadano es, para Ramírez, el carácter espontáneo de las protestas que empezaron en febrero. «A seis meses de las protestas, llegamos al punto en que es necesario ver cómo articular a esos sectores que protestaron de manera espontánea. En esa articulación estamos exigiendo una salida a esta crisis política».

El tiempo apremia

La duración del Congreso Ciudadano es uno de los temas en los que se evidencian posiciones contradictorias entre quienes los impulsan.

Mientras que tanto Pablo Zambrano como Luis Lira resaltan la necesidad de que «permanentemente» las fuerzas vivas de la sociedad se estén organizando, Machado se mantiene en la línea del «cambio ya», que fue enunciada el martes en El Hatillo por su alcalde, David Smolansky, también participante del Congreso Ciudadano. Algo similar sucede con el objetivo final, sobre todo ante la posibilidad de emparentar el Congreso Ciudadano con «la salida», con la que, además de Machado, otros dirigentes como Antonio Ledezma y Leopoldo López planteaban como perentorio que Maduro abandonara la presidencia.

En este objetivo se mantiene Jesús Ramírez. «El movimiento estudiantil exige la renuncia de Nicolás Maduro», sentencia de manera mucho más contundente que Machado, quien se limita a referirse a «los caminos que están en la Constitución» para el desenlace de la crisis política del país, un desenlace, pronostica, que puede incluso darse sin Maduro como presidente.

«Frente a escenarios de ruptura constitucional lo que tenemos es que organizarnos, acumular fuerza política como hizo la Venezuela de 1958, que frente a la pretensión de un cambio de una dictadura por otra salió a la calle. Tenemos que estar preparados para encauzar la transición hacia la democracia», resalta.

Ciudadanos antes que todo

La aparición en la palestra pública del Congreso Ciudadano no obedece solamente a criterios políticos. Machado explica que la razón por la que su movimiento pregona el «cambio urgente» también tiene que ver con los oscuros pronósticos que envuelven a la economía venezolana para los años venideros, pronósticos a los que teme, sobre todo, el sector laboral.

De ahí que Pablo Zambrano justifique su participación y la del sector sindical en la oposición abierta a Nicolás Maduro.

«El país está económicamente mal. ¿Quién no siente en el país problemas como la escasez y los altos precios? A eso es a lo que nos oponemos y por eso hacemos oposición. Hacer oposición, no es declarar contra el Gobierno, sino realizar acciones de calle en forma pacífica. Si todos nos pusiéramos de acuerdo para salir y luchar contra este Gobierno la cosa cambiaría. Yo voy al congreso como ciudadano y estoy invitando a todos mis compañeros que tienen incidencia en los trabajadores», explica.

Zambrano, sin embargo, no considera imposible el acercamiento con los trabajadores simpatizantes con Nicolás Maduro, «siempre y cuando se antepongan los intereses sindicales a los partidistas». A manera de ejemplo, cita los intentos de firmar la convención colectiva de Sidor y muchos casos vinculados con el sector salud, en cuyo sindicalismo participa. «Los trabajadores pueden unirse más allá de la tendencia política, siempre y cuando estén dispuestos a exigir, y eso es algo que la gente está entendiendo. Ahora en la calle hay más ‘exigibilidad'», comenta.

Al respecto, Zambrano también cita la criminalización de la protesta como uno de sus motivos personales para incorporarse al Congreso Ciudadano. «Lo peor de este Gobierno es que no admiten los errores; no importa si eres uno de ellos, pero si señalas algo que está mal hecho igualito te criminalizan, como ocurrió con Iván Freites, quien denunció el caso de Amuay y el único sancionado fue él, o con Rubén González de Guayana, también juzgado y encarcelado, a quien luego le reiniciaron el juicio», recuerda Zambrano.

La mentira del Maduro obrero

La criminalización de la protesta y la existencia de un «gobierno patrono que reprime» es, para Zambrano, otra de las razones para ejercer su doble rol de obrero y ciudadano, ante la mentira que, a su juicio, representa la idea del «comandante obrero» con la que Maduro quiere ser asociado.

«A Nicolás Maduro nosotros lo conocimos en la lucha sindical. Él nunca fue directivo: Participó en el sindicato del Metro, pero eso fue hace 15 años. Desde entonces ha desempeñado cargos públicos y se alejó de las preocupaciones de la clase obrera. Al ser presidente lo primero que hace es reunirse con empresarios como Fedecámaras y Lorenzo Mendoza, pero con los trabajadores ha tenido una política dura», lamenta el dirigente del Movimiento de Sindicatos de Base (Mobase), quien enfatiza en el carácter político de la lucha sindical. «Me opongo a este Gobierno porque tengo un patrono que persigue, reprime y tiene a la clase trabajadora en muy mala situación. Yo no puedo estar con un gobierno de este tipo», subraya.

Por ello, el dirigente sindical también resalta la posibilidad de que el Congreso Ciudadano se convierta en un espacio para la discusión de los trabajadores, «no digo que se vuelva una central obrera, pero los trabajadores pueden expresarse ahí», aclara.

Contra la apatía y el pesimismo

Otro de los retos que afronta el Congreso Ciudadano, en palabras de sus voceros, es la resignación en la que pueden caer presos los venezolanos, ante la adversa situación electoral, la división opositora y un gobierno cada vez más represor.

Por ello, y aunque no menciona los roces que ha tenido con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), María Corina Machado condena el divisionismo como una estrategia que trae beneficios políticos para el Gobierno. «Todo régimen totalitario busca convencernos de que tenemos miedo siembra la discordia y la desconfianza y eso es muestra de desesperación. ¿Qué es lo que quiere un régimen de esta naturaleza? Que el sector sindical permanezca dividido, pues teme a los trabajadores unidos, pero le tiene mucho más miedo a que esos trabajadores unidos se encuentren con estudiantes, con periodistas, con maestros, con líderes comunitarios… eso les da terror, porque ahí está la fuerza para el cambio», acota la parlamentaria, tras aclarar que dicha fuerza no implica venganza.

«El Congreso Ciudadano tiene una fuerza y un poder enorme de convencer a cada venezolano, incluso a aquellos que hoy pueden estar con el Gobierno, de que la visión de una nueva Venezuela es compartida. Yo insisto en la capacidad de perdonar en nuestra sociedad. Vamos a tener que demostrar esa capacidad de sanar heridas», advierte.

Por su parte, aunque Machado no lo hace, Zambrano no duda en enviar a la MUD un mensaje para que tome en cuenta las propuestas del Congreso Ciudadano y, de ser posible, se incorpore a la iniciativa.

«Yo estoy con la Unidad y creo en la Unidad, pero los invito a que hagan también, si no están de acuerdo con el Congreso, que hagan algo, contarán con nosotros los trabajadores, porque no podemos quedarnos callados. ¿Quién es el que más sufre con la inflación? ¿Cómo van a aumentar la gasolina? Vamos a ver las incidencias de lo que significa un aumento de la gasolina.  Hay en Venezuela una situación de emergencia y este Gobierno no lo entiende», asevera el dirigente sindical, que resalta el carácter «militar-cívico» y no «cívico-militar» del Gobierno. «La política de este militarismo es represiva, de persecución, una política que no cree en los trabajadores. Los militares nos aplican acciones de guerra para quebrarnos, como hicieron a los estudiantes», sostiene Zambrano.

También Machado se refiere al factor militar: «Éste es un país donde no hay recursos para importar comida, pero el señor Maduro recuerda a cada rato que importan armas antimotines; nos advierte lo que viene. Frente a eso, ¿Qué hacemos como ciudadanos? Pues unirnos, escucharnos y permitir que se encuentren todas las voces», explica.

A manera de conclusión, Machado y sus acompañantes resaltan que el fin del Congreso Ciudadano no es electoral. Los dirigentes sindicales buscan mejorar las condiciones de los trabajadores, e incluso de sectores conexos como jubilados y pensionados, tal como tercia el dirigente sindical Igor Lira. Jesús Ramírez, en representación de los estudiantes, también subraya: «No estamos en pos de ningún cargo».

La diputada, a su vez, resalta que la lucha que ella busca dar va más allá de lo electoral, y no solo porque la solución constitucional planteada puede no necesariamente incluir elecciones. «Yo estoy dando mi lucha como ciudadana.   No estamos frente a una lucha electoral, sino ante una lucha existencial para salvar la República. Yo entiendo la desesperación de una madre a la que le matan el hijo. Yo entiendo la angustia de un país que ha sido desgarrado ¿Qué más hay que esperar? Si queremos una Venezuela distinta tenemos que entender que todos somos necesarios, pero que el camino por el que vamos es el de la destrucción, que se acelera y no puede cambiarse. La Constitución tiene mecanismos y es por presión y organización ciudadana que estos regímenes cambian», advierte nuevamente. Sobre los mecanismos contemplados en la Carta Magna que deberían utilizarse, afirma que es ése uno de los elementos de discusión del Congreso Ciudadano, que apenas comenzó y que, espera, «se vuelva permanente.

Enfrentar el miedo con convicción

Los estudiantes aseguran que, por haberse atrevido a alzar su voz contra el Gobierno, empezaron a ser blanco de la represión; los dirigentes obreros estiman que, por exigir reivindicaciones laborales para los trabajadores, desde las altas esferas del poder ven a los sindicados como enemigos; los líderes políticos sostienen que cualquier disidencia es castigada con la cárcel o el exilio.

Frente a este panorama es prácticamente inevitable sentir miedo ante la posibilidad de sufrir la fuerza del poder del Estado. Sin embargo, María Corina Machado, Jesús Ramírez, Pablo Zambrano, Luis Cano e Igor Lira insisten que la sociedad debe vencer todos estos temores.

Despojada de su curul como parlamentaria, y sometida a un proceso penal, Machado recalca que no se dejará amilanar por las atribulaciones.

«La mayoría de los venezolano entendemos la magnitud del desafío histórico de lo que ocurre en el país, de cómo afecta a nuestros hijos, y estamos hoy conscientes que depende de nosotros producir ese cambio. Si bien la destrucción ha sido brutal en todos los aspectos, creo que se ha acumulado una energía creadora inmensa: Estudiantes, artistas, periodistas, trabajadores. Hay ganas de hacer las cosas distintas y bien», señala.

Similar posición expresa Ramírez, quien afirma mantener alta motivación a pesar de recibir amenazas y de recientemente haber sido víctima de un secuestro al que calificó de «político».

«Yo estoy profundamente orgulloso de ser venezolano y lo digo abiertamente en cualquier sitio. Qué orgullo es decir soy venezolano, soy ucevista, estoy luchando por la libertad y por la democracia en mi país», apunta.

Frente al miedo surgen palabras como unidad, lucha, convicción, las cuales no dejan de estar presentes en el discurso de los dirigentes obreros.

«Yo estoy en esta lucha por convicción. No estoy aspirando a ningún cargo pero sí tengo una esposa, tengo hijos, nietos», recalca Cano

«Unidad y necesidad. Si un malandro quiere atracar a una madre con su hijo, ella se atraviesa a la pistola. Es una necesidad de protección. La unidad nos ayuda y la necesidad es lo que tenemos todos los venezolanos», agrega Lira.

«Hace unos años allanaron mi hogar, otro día dispararon contra mi casa. ¿Por qué hacen esas cosas? Ellos atacan a los que siempre levantamos la voz para que la gente que te siga sienta miedo. Pero hay que seguir alzando la voz. No podemos dejar de reclamar», concluye Zambrano.