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El parlamentario afirma que la normalización de la vida parlamentaria sólo será posible si eso ocurre con todo el país y eso pasa por la destitución de Nicolás Maduro antes del diez de enero

(Caracas. 04/01/2016) “Los parlamentarios de Vente Venezuela no abrigamos otras expectativas que la del combate cívico para la recuperación plena del Estado constitucional, del Estado mismo”. Así lo afirmó esta semana el diputado de Vente Venezuela por el estado Aragua, Luis Barragán.

Para el parlamentario, ahora que está a punto de iniciarse el segundo período legislativo, el partido de la libertad será ajeno a cualquier “reparto burocrático”. Sostuvo que la normalización de la vida parlamentaria sólo será posible si eso ocurre con todo el país, y eso pasa por la destitución de Nicolás Maduro antes del diez de enero.

“Lo importante  es corregir los errores en los que incurrimos en el pasado período. No reemplazamos oportuna y efectivamente a los rectores del CNE [Consejo Nacional Electoral], ni a los magistrados del TSJ [Tribunal Supremo de Justicia], como lo exigía la ciudadanía, por lo que no es tan fácil pasar la página, pero creemos firmemente en la necesidad y posibilidad real de avanzar a una Transición democrática”, señaló.

El jefe de la Fracción Parlamentaria de Vente Venezuela recordó  que siguen agudizándose los problemas en todos los órdenes, faltando los alimentos y las medicinas.

Barragán apuntó que aunque el ordenamiento jurídico apunta a su reconducción, “nadie puede ocultar el trauma y la dislocación del presupuesto público, todavía incierto al iniciarse el año, un hecho completamente inédito en nuestra historia”. Asimismo, indicó que como venezolanos no puede aceptarse el “inmovilismo” de una Cancillería que no atiende el reclamo histórico del Esequibo.

“Toda una paradoja: al agigantarse los antojos de quienes secuestraron su dirección, puede decirse que no hay Estado en Venezuela”, dijo.

Finalmente, acotó que María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma  expresan el liderazgo opositor y ese liderazgo ha de crecerse en las peores circunstancias que se avecinan, “señalando un rumbo democrático decidido, claro y convincente”.