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¿Cuántos jóvenes  han tenido que dejar sus universidades, sus estudios, para trabajar y ayudar a mantener su hogar? ¿Cuantos jóvenes tienen que decidirse entre ir a clases o hacer una cola para llevar alimento a sus casas? ¿Cuántos jóvenes tienen que decidir entre desayunar o sacar las copias de estudio?

Hoy nos toca vivir tiempos difíciles; momentos en los que nuestros sueños y aspiraciones se ven truncados por la falta de libertades, por la opresión que desde Miraflores se emprende contra todos los venezolanos, sin distinciones, porque todos, sin importar nuestro pensamiento político o por quién hayamos votado, padecemos la misma realidad.

Si comemos hoy no sabemos si comeremos mañana, cada vez son menos los alimentos que se consiguen y día a día el poder adquisitivo decae más. Ante esto la respuesta del régimen es acentuar los controles, haciéndonos cada vez más dependientes de sus dádivas, manipulándonos, jugando con el hambre de toda una nación.

Ser venezolano se ha convertido en un oficio peligroso. Si hoy llegamos sanos y salvos a nuestras casas no estamos seguros de correr con la misma suerte el día siguiente.

Ser venezolano es una lucha constante. Desde el nacimiento, nuestros bebés luchan por sobrevivir a las carencias en insumos y medicinas y a las condiciones de contaminación que reinan en nuestros hospitales.

A esta generación de jóvenes no nos ha tocado vivir a plenitud; los altos índices de inseguridad  y la precaria situación económica nos mantienen presos en nuestras casas y hacen cada vez más difícil salir de paseo, planificar un viaje y compartir con nuestros familiares y amigos.

A esta generación de jóvenes nos ha tocado ser fuertes y asumir responsabilidades. Nos ha tocado demostrar que la juventud no representa inmadurez, sino que simboliza fuerza, entusiasmo y constancia.

Los jóvenes representamos la esperanza para Venezuela y en la medida en que lo asumamos y aceptemos los compromisos históricos que se nos plantean e impulsemos los cambios que necesita el país, haremos realidad esa Venezuela próspera y de oportunidades que todos anhelamos.

Ser joven y ser venezolanos puede ser difícil, puede ser una tarea titánica. No obstante, también es una evidencia de que cuando nos proponemos algo somos imbatibles y de que somos hijos de  los obstáculos y campeones en la dificultad.

@Amira_salazarb