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El pasado 10 de mayo en medio de la marcha “Mi escudo es la Constitución”, las fuerzas de la represión agredieron a los manifestantes que colmaron las calles  del centro de Barcelona y se ensañaron contra el equipo de Vente Venezuela que comandaba la coordinadora nacional del partido de la libertad: María Corina Machado.

En medio de la ola represiva el diputado a la Asamblea Nacional (AN) Omar González Moreno, y vocero de Vente en Anzoátegui, fue alcanzado en el área del cráneo por una de las bombas lanzadas por los uniformados.

A González Moreno le alcanzó el impacto, a pesar que el verdadero objetivo era María Corina, por estar muy cerca de la líder de Vente Venezuela, debido a esto fue herido.

Lo que podemos suponer que el blanco de las fuerzas de represión era María Corina Machado,  pero debido a los vaivenes de la reyerta y de la posición del diputado Omar González, no lograron herir a la líder del movimiento por la libertad venezolana.

Es menester, denunciar que la actitud de los militares no surgió de forma espontánea, sino que respondió a una orden de sus superiores castrenses y por instrucciones del gobernador encargado de Anzoátegui, Nelson Moreno.

Y es que, el mandatario transitorio en la región no sólo se limitó a atacar a los ciudadanos que marchaban y ensañarse en contra de la dirigencia de Vente Venezuela, sino que persiguió, acosó y agredió a una serie de jóvenes que participaban en la actividad de la Unidad.

Fue tal la actitud de Nelson Moreno que adiestró a sus agentes de represión para atacar la sede de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, y arrestó a estudiantes y a dirigentes de varios partidos políticos.

E inclusive, en una rueda de presa posterior, éste precisó que las pruebas de terrorismo contra los detenidos eran que los jóvenes portaban camisas de partidos políticos de la Unidad, tenían gorras tricolores y banderas de Venezuela.

Porque ahora tener rudimentarias especiales para salir a protestar es un delito de “Lesa Revolución” para un régimen que se sabe huérfano de apoyo en la base de la sociedad y que simplemente se sostiene con la fuerzas de las bayonetas que apuntan contra el pueblo para atacarlo, intimidarlo y hasta asesinarlo de la forma más vil y cobarde posible.

Pero, la agresión salvaje vivida en Anzoátegui fue producto de la desquiciada posición de Nelson  Moreno en contra de una ciudadanía que se expresaba.

Y le digo a él, con todas las fuerzas de mi alma, ni Maduro y por lo tanto todavía menos tú, Nelson Moreno, podrán detener la aspiración de cambio de los venezolanos. Así lancen todas las bombas que quieran o metan preso al 80% de los venezolanos que repudian este modelo económico, social y político, nunca podrán contra el deseo ciudadano de un mañana mejor.

Para culminar les digo que la agresión salvaje y cruenta del régimen en Anzoátegui, como en el resto del país, describe la realidad paupérrima de una dictadura que se encuentra en etapa terminal.

@wcaballerolopez