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A 30 años del viernes negro, el gobierno de Hugo Chávez decreta una nueva devaluación, recordándonos que nuestra moneda y nuestro esfuerzo cada vez vale y valdrá menos, mientras en el país impere su modelo corrupto y repartista de la renta externa petrolera; su modelo arcaico de conflicto, lucha de clases y enfrentamiento entre actores sociales; mientras el Estado concentre el poder económico; mientras avance la desaparición del sector privado; mientras se pretenda convertir a los trabajadores en siervos del Estado; mientras la economía y la industria petrolera sigan viviendo en el rentismo y estatismo; mientras las políticas económicas aumenten el riesgo jurídico y político de la inversión; mientras las prácticas monetarias y fiscales hagan persistir la inflación y sobrevaluación, que impiden el desarrollo de la industria y del mercado de valores y ahorro en bolívares; mientras se nos condene a ser una economía de puertos; mientras la regla política sea el desempleo y subempleo como base político-clientelar del dañino petropopulismo; y mientras continúe el modelo de dependencia del consumo del asistencialismo, las petrolimosnas y subsidios.

Ya para mediados de los años 70 del siglo pasado, el orden fiscal, que caracterizó al país, se había perdido. Pero, ha sido con Chávez que el orden monetario se ha destruido, habida cuenta de los traspasos al Fonden y el deslave institucional ocurrido a nivel del BCV y el resto de las instituciones del Estado.

La devaluación del orden de un 46,5% de la tasa de 4,3B/$ a 6,30Bs/$ implica el reconocimiento por parte del gobierno del desastre que ha sido su política económica. Con la devaluación, el gobierno nos mete sus corruptas manos en nuestros bolsillos, mientras confisca una parte importante de nuestro trabajo, esfuerzo, ahorros y sacrificios, con el propósito de enriquecer sus arcas, financiar al PSUV, su campaña electoral, a Pdvsa y al fisco.

El salario mínimo real hoy es menor al del viernes negro en un 10%, aproximadamente. Y, ahora de un plumazo con la devaluación, el salario mínimo pasa de unos $475 al mes a unos $325. El ingreso per cápita de Venezuela pasa de unos $13 mil al año por persona a unos $10 mil al año; y nuestro ratio de deuda sobre PIB de un 55% a un 70%, aproximadamente.

En fin, los petropopulistas del gobierno, que prometieron defender a los más pobres, confiscaron sin pudor su esfuerzo y sacrificio. Nos metieron un control de cambios y un corralito a nuestros depósitos y ahorros, para ahora con la devaluación del bolívar expropiar nuestra riqueza y encarecer nuestras vidas.

¡Ya es hora! El país reclama un cambio de gobierno, pues no podremos recuperar la confianza en el bolívar, hasta no recuperar antes la confianza en el gobierno que lo imprime.

Ángel García Banchs

@garciabanchs