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(Guatire. 26/04/2019) Analizar la influencia de China en Venezuela es compleja. El país asiático hace uso de la geoeconomía (concepto teórico aplicado en las relaciones internacionales) para ingresar y ser influyente dentro del sistema político y económico venezolano. Venezuela representa una opción de inversión para China, primero y principal porque esta potencia mundial no adquiere esos bonos de deuda explicado con anterioridad, es decir, no compromete su dinero en la adquisición de activos en las empresas estatales venezolanas; China va un poco más allá. A través de distintos acuerdos bilaterales entre ambos gobiernos, este le otorga préstamos especiales que financian el mantenimiento del Estado venezolano.

Desde el 2013 hasta la fecha, han sido más de 21.000 millones dólares el dinero que la República Popular China le ha otorgado a Venezuela, lo interesante de este tipo de préstamo es que, el pago de la deuda y el abono de capital de los intereses se expide es con envió diario de barriles de petróleos (según información del Ministerio de Petróleos Venezolano, son más de 900.000 barriles diarios en promedio, que Venezuela le entrega a China desde el 2016 debido a esta deuda externa). Este petróleo le sirve a China para seguir convirtiéndose en la exportadora mundial número uno de productos manufacturados de este commodities.

Aquí entra una segunda variable a analizar y es que como todos saben la economía venezolana se basa en las importaciones, por tal motivo otra ganancia que tiene China en la relación con Venezuela, es que con el mismo dinero que recibe el gobierno de Maduro con los prestamos chinos, este le compra productos para el abastecimiento alimenticio, textil y tecnológico del Estado venezolano. Es decir, China es una de las principales naciones proveedoras de las importaciones venezolanas con dinero que ellos mismos prestan, generándose así un círculo vicioso que fomenta el aumento de la deuda externa venezolana, y por ende dificulta aún más la crisis económica de este país.

Cabe resaltar también, que a pesar que las relaciones comerciales de ambos países se vieron complicadas en 2017 y 2018, por los pocos préstamos que el Gigante Asiático le suministró al gobierno de Maduro, venciéndose incluso el periodo de gracia para el pago de préstamos anteriores; actualmente en 2019 China se está volviendo a colocar como un aliado fundamental de Maduro en medio de la crisis de legitimidad internacional que posee este político para asumir la presidencia de Venezuela. Esto es debido a que Pekín de una u otra manera, seguirá otorgando dinero a Venezuela para evitar que este país caiga en bancarrota. Margaret Myers, coautora del informe de Diálogo Interamericano, explica al respecto que “el objetivo de China es mantener intacta su influencia sobre el sector petrolero del país sudamericano en los próximos años”.

Es así, que el peor de los escenarios que puede enfrentar el Gigante Asiático es un cambio en el gobierno de Maduro en Venezuela por dos motivos fundamentales. El primero es que, un cambio de gobierno significa la pérdida total del dinero prestado sobre todo desde el 2016 en adelante, debido a que los créditos solicitados por el Estado venezolano a China no fueron aprobados legalmente por el Poder Legislativo representado con la Asamblea Nacional. Por eso un gobierno diferente al de los representantes del Chavismo no está en la obligación legal de pagar varios de esos créditos. La segunda razón, es por las intenciones a largo plazo que tiene China para la construcción de estructuras dentro de América Latina, que les sirva para el funcionamiento de su proyecto catalogado como “La nueva ruta de la seda”.

Aquí Venezuela es un actor fundamental para China, pues sería ese país latinoamericano el receptor de esas estructuras asiáticas, y por ende el gobierno de Xi Jinping está en la obligación actualmente de servirle como un aliado económico internacional en medio de esta crisis, para así garantizar la protección de sus inversiones, aunque esto genere la tensión en la geopolítica mundial que vemos reflejada hoy en día,  sobre todo en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Por estas dos razones, China juega y seguirá jugando a la estabilidad del gobierno usurpado de Nicolás Maduro, es decir, en dar todos los recursos económicos y militares necesarios para que este siga en el poder, y así convertir a Venezuela en una colonia moderna.

Jesús Albornoz