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La Revolución Francesa se inspiró en la consigna de «Libertad, igualdad, fraternidad» y  terminó en un régimen que contradecía sus principios y motivos originales que empujaron a los franceses a tomar el poder.

Maximilien Robespierre, el llamado “incorruptible”, creó el Comité de Salud Pública o de Salvación, órgano que se encargó de cortarle la cabeza a miles de dirigentes galos.

Nacía así la era del terror. En aquellos días ser acusado de contrarrevolucionario era sinónimo de traidor a la patria y le esperaba el cadalso. Ni más, ni menos.

El patíbulo se llenó de dirigentes políticos, críticos, periodistas, o simples ciudadanos que expresaban sus opiniones, y por tal motivo perdían la cabeza.

Entre las víctimas más conocidas, además de los portadores de la corona gala, se encuentra el vehemente líder político: Danton.

La política de la muerte y el terror se extendió tanto, que al final el propio Robespierre cayó víctima del extremismo que el mismo creó.

Pero, ¿por qué hago esta referencia al inicio de este artículo? Porque en la actualidad estamos viviendo una nueva era del terror, pero en nuestra tropical Venezuela.

La Asamblea Nacional Constituyente junto con el Tribunal Supremo de Justicia hace las veces de aquel Comité de Salvación de los tiempos de la revolución francesa.

Pareciera que opinar, hablar, criticar y simplemente portar insignias que no les agrade a quienes ostentan el poder es  un delito que merece, según los jerarcas del régimen, el peor de los castigos.

Este radicalismo, igual que el francés, ya empieza a hacer estragos entre sus propios creadores y colaboradores.

Vemos, en el seno del oficialismo, cada vez más voces denunciando los errores y actos ilegales del régimen, y observamos cómo cada uno de estos críticos son atacados, humillados, exiliados o silenciados políticamente.

Luisa Ortega Díaz, la Fiscal General de República, y su esposo, el diputado Germán Ferrer, han sido el ejemplo más palpable de una realidad que se prolongan en una lista más larga de nombres y de casos.

El ex alcalde mayor de Caracas, Juan Barreto, ha denunciado que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no le legalizó su partido Redes, por retaliación política. Habló, en su oportunidad, de “pase de fractura”.

La Revolución Francesa dio paso a un régimen de terror y éste a un sistema dictatorial hasta la conformación de un nuevo reinado: Napoleón.

¿Pasará el mismo caso aquí? La llamada revolución ya transformada en régimen de terror, a través de sus políticas de opresión, represión, hostigamiento y censura, ¿dará paso a un modelo totalitario al 100%?

Adivinarlo es, para mí, imposible. Lo que sí está ante la mirada de cada uno de los venezolanos es que existe en este momento un modelo de terror institucionalizado.

@wcaballerolopez