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La dictadura venezolana está implementando varios tipos de tortura dentro de su esquema de represión y hostigamiento y como parte de sus mecanismos para quebrar la voluntad del pueblo venezolano.

Hemos visto como en los calabozos del Sebin existe la “Tumba” un espacio destinado para aislar y torturar a los presos políticos; cuando se pierde el apoyo popular los regímenes de este tipo se escudan en la represión y en la tortura.

La tortura es física como la están sufriendo los venezolanos que han caído presos en las mazmorras del régimen de Nicolás Maduro.

Y es psicológica y emocional. A través de una guerra psicológica, la que ellos sí practican, desde Miraflores quieren jugar con las expectativas y esperanzas de la ciudadanía para luego generar un proceso de desmovilización y desesperanza.

Los rumores han sido una de las puntas de lanza de este esquema de acoso político en contra de la enorme mayoría del pueblo venezolano.

Rumores de pronunciamientos, rumores de división en el seno oficial, rumores de discrepancias dentro de las fuerzas unitarias, todo enmarcado en la búsqueda de la desilusión colectiva y la caída de los niveles de activación de la ciudadanía.

Los falsos positivos, las acusaciones a los líderes de la oposición, son acciones claramente diseñadas para mellar en el ánimo de los millones de venezolanos que ya no aguantan más el sistema de gobierno que destruye a Venezuela.

Las amenazas de Diosdado Cabello por televisión, el amedrentamiento del régimen al colocar a un grupo de milicianos y anunciar la compra de 500 mil fusiles para armar a estos grupos en contra de la población civil venezolana.

Las expresiones de algunos militares que siguen voceado a los cuatro vientos que las Fuerzas Armadas Nacionales son “chavistas y revolucionarias” y la presencia en las calles de grupos violentos para asediar y atacar las manifestaciones de la oposición venezolana.

Todo esto está centrado en la búsqueda de la desmovilización de la sociedad democrática venezolana, y todo centrado en una tortura psicológica y emocional.

¿A quién va dirigida esta campaña? A las madres para que no permitan que sus hijos salgan a la calle, al humilde trabajador y al padre o madre de familia para que agarren miedo.

Y esta práctica se suma a la constante amenaza de botarlos del trabajo, de excluirlos de la entrega de las bolsas del CLAP, todo un juego contra el hambre y la necesidad del ciudadano de a pie y todo en el afán de seguir en el usufructo ilegítimo del poder.

Frente a esto, como nos lo dice María Corina Machado, tenemos que seguir activos, en la calle, movilizados, tenemos que sacar fuerzas y vencer los miedos y decir, como hasta ahora lo hemos hecho, que la libertad está cerca para Venezuela.

@wcaballerolopez