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Es justo desobedecer a lo ilegítimo, es lógico no seguir haciéndole la comparsa a un sistema írrito y viciado.

María Corina Machado, gracias a su proverbial lucidez política, lo viene diciendo desde hace años. El Gobierno nacional es un régimen totalitario que ha devenido en la más cruel de las dictaduras de nuestra historia.

María Corina, haciendo uso de esa claridad conceptual y del entendimiento de nuestra realidad política, ha llamado a la rebelión ciudadana y a la desobediencia civil.

Y no vengan a decirme que la rebelión ciudadana o la desobediencia civil son llamados a la violencia, porque ustedes, que llaman al burlo golpe de Estado del 4 de Febrero de 1992 con la terminología descarada de “rebelión popular”, no tiene moral al respecto.

Primero, la desobediencia es un tipo de movimiento civilista, pacífico, legítimo y en el caso de Venezuela constitucional, que ha sido empleado en otras naciones con éxitos increíbles.

Ghandi fue un paladín de la “no violencia” y de la desobediencia ciudadana a tal nivel que hizo, primero temblar y después caer al mismísimo imperio británico, igualmente en Sudáfrica la lucha emprendida por Nelson Mandela tuvo una fase de resistencia civil, que fue al último término la mejor vía para eliminar la segregación racial en la nación africana.

Existen muchos casos más, pero lo más importante es que en venezolano la Desobediencia civil está estipulada por el basamento constitución, y es que los artículos 333 y 350 de la Carta Magna lo plantean abierta y sistemáticamente.

Es en este punto donde la vocera nacional de Vente Venezuela ha tenido el tino histórico. Ella vehementemente ha denunciado que el régimen que azota a la nación no posee tintas, ni mucho menos características democráticas y, por el contrario, su faz es plenamente autoritaria y antidemocrática, y frente a esto nosotros tenemos que rebelarnos.

La desobediencia civil, que puede representarse en pequeños gestos de dignidad ciudadana puede verse como iniciada en el mismo momento que la Unidad Democrática desestimó los reglamentos injustos del Consejo Nacional Electoral (CNE) y aseveró que iba a recolectar el 20% de las firmas por el revocatorio a escala nacional y no con la cortapisa regional.

Vemos, día con día, como millones de venezolanos constantemente se muestran más enfurecidos con un régimen que no sólo no ha hecho nada para detener la crisis económica, sino que la ha agravado con un saldo moral, política, económico y sobre todo social de pronóstico insospechado.

La cantidad de venezolanos fallecidos por la carencia de insumos médicos y de tratamientos, el número de bebés, niños y adolescentes desnutridos es cada vez más alarmante, la cifra de la inflación y las consecuencias de esto en la vida de la población es indescriptible.

Ante esta situación grave, el hecho que el ciudadano se levante y se declare en desacato frente a un sistema injusto es la más clara expresión de justicia y de dignidad.

¿Quedarnos de brazos cruzados? Esto sí que no puede ser la vía, ¿seguir haciéndole el juego al régimen? Menos, porque esto sería como traicionar a los venezolanos y traicionarnos a nosotros mismos como individuos, despojarnos de nuestra moral y de nuestros principios, y eso es una imposibilidad.

@wcaballerolopez