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El título de este artículo se refiere a la portada de la edición del 22 de agosto de la revista Time, llamada “Venezuela está muriendo”. La edición trata de explicar cómo Venezuela, alguna vez el país más rico de América Latina, se fue al foso. No es mentira. Parte de lo que quiero decir, mientras escribo estas líneas, es precisamente qué está pasando hoy en mi país.

Muchos de ustedes ya saben que mi país es gobernado por un régimen autoritario; una dictadura moderna. En Venezuela hay presos políticos, usuarios de Twitter en la cárcel por expresar sus ideas, censura a los medios, represión, tortura y un conjunto de elementos que nos definen como un país dictatorial. Pero hay inclusive una peor dimensión: estamos en una crisis humanitaria.

La atmósfera general de anarquía que se ha esparcido por cada esquina del país ha reclamado como sus víctimas a miles de familias que no pueden encontrar o no puede pagar alimentos esenciales, medicinas o incluso un hospital dotado con lo mínimo para recibir cuidados médicos. Más del 80% de los alimentos básicos faltan en los anaqueles de los supermercados; hay personas que sólo comen un mango al día. Los ciudadanos están en atrapados en colas en los supermercados o yendo a Colombia en búsqueda de comida, cruzando la frontera cerrada con ese país, en especial las valientes madres que buscan comida para sus hijos. Por ellas, el gobierno se vio obligado a reabrir la frontera.

Sólo el 10% de los medicamentos necesarios y los equipos médicos básicos están disponibles. Muchos niños recién nacidos mueren horas después de haber venido al mundo debido a infecciones y ausencia de insumos médicos (probablemente más de 700 a la fecha, ya que no existe data oficial), pero también están muriendo niños de hambre. El crimen en Venezuela también ha alcanzado un incomparable nivel de matanzas. Hay reportes que hablan de 119 asesinatos por cada 100.000 habitantes en Caracas para este año, haciendo de nuestro capital la ciudad más violenta del mundo; cada 19 minutos un venezolano es asesinado por el hampa.

Como venezolanos sabemos que esta situación debe cambiar. Hay mecanismos constitucionales para darle fin a este régimen. Sin embargo, el gobierno utilizó tácticas dilatorias y de manipulación con la intención de prevenir su activación, como lo han hecho en el pasado. Por ello, miles de ciudadanos han emprendido un proceso para recolectar firmas en apoyo a un referéndum revocatorio contra el Presidente Nicolás Maduro, como su derecho constitucional.

Por supuesto, el órgano electoral, controlado por el régimen, ha hecho todo lo posible para posponer la realización del referéndum hacia el año próximo por una razón: si ellos lo hacen este año, deben celebrar elecciones presidenciales en 30 días, por lo que el gobierno cambiaría; pero si lo hacen el año próximo, el Vicepresidente, nombrado por Maduro y por mandato constitucional, asume el poder hasta el final del período presidencial en 2019, extendiendo el sufrimiento y haciendo al chavismo permanecer en el poder. No podemos esperar hasta esa fecha y, por lo tanto, no permitiremos el referéndum revocatorio el próximo año. Esperar significa más hambre y gente muriendo.

Somos millones de venezolanos dispuestos a luchar por un cambio político en este año. Lo haremos, ignorando la decisión del órgano electoral e ignorando las fechas con las que ellos pretenden burlarse de nosotros. Con el pleno ejercicio de la desobediencia ciudadana, y cumplimiento y ejercicio de nuestros derechos constitucionales, estaremos en las calles haciendo presión por la fecha del referéndum este año y luchando por reconquistar la libertad y la democracia.

Más del 80% del país quiere cambiar el gobierno y lo lograremos. Sólo con el indoblegable esfuerzo de los venezolanos, presionando y exigiendo que nuestras voces sean escuchadas, haremos entender al régimen que se tiene que ir.

Imagen de la protesta en Caracas, Venezuela
Imagen de la protesta en Caracas, Venezuela

En ese sentido, después de superar toda clase de obstáculos, persecuciones y amenazas, e incluso después de que el régimen de Maduro encarcelara arbitrariamente a miembros de la oposición, el 1 de septiembre alrededor de un millón de personas provenientes de toda Venezuela acudieron a las calles, protestando contra el gobierno y exigiendo sus derechos constitucionales para la realización del referéndum revocatorio en 2016. Escasez de comida, ausencia de cuidados médicos, inseguridad y una democracia en picada son los efectos del gobierno socialista de Venezuela.

Fue una de las más grandes movilizaciones de nuestra historia contemporánea. El miedo fue derrotado y la esperanza de un mejor país, en libertad y democracia, renació. Por ello, continuaremos en las calles luchando por nuestros sueños. Es nuestro compromiso con el futuro y con nuestra nación.

La permanencia de Nicolás Maduro en el poder no se mide en tiempo, sino en vidas. Su gobierno debe permitir el referéndum revocatorio este año o renunciar, y la libertad debe prevalecer.

El tiempo se acabó. Venezuela está muriendo.

@Urruchurtu