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Los venezolanos delante de la historia y del porvenir tenemos un deber ciudadano, y es el que nos llevará irrefutablemente a la liberación de nuestra sociedad.

 En el presente estamos viviendo en un régimen que se basa en el cercenamiento de los derechos individuales de todos los venezolanos. El colectivismo en el cual se centra la acción gubernamental convierte al ciudadano en parte de una masa amorfa que es condenada a vivir bajo la inclemencia de las acciones totalizadoras de un modelo hegemónico.

Bajo el esquema del Socialismo del Siglo XXI, usted y yo, dejamos de ser ciudadanos en el uso pleno de nuestros deberes y pasamos a formar parte de una entidad sin rostro, sin corazón y sin inclinaciones individuales.

La intención del caos económico generado por el mismísimo sistema es que cada uno de nosotros perdamos rápidamente nuestra capacidad de raciocinio, que nos despojemos de nuestros anhelos, sueños y expectativas y nos sumemos en un frenesí colectivo de miseria y hambre.

Cuando los regímenes socialistas emprenden el accionar de la crisis, promoviendo el desempleo, la escasez, el desabastecimiento, es para que cada  uno de nosotros retrocedamos en la evolución social y nos centremos en la búsqueda de nuestras necesidades básicas abandonando el deseo de superación y mejoría permanente.

Cuando el hombre es dominado por los instintos básico de la alimentación y el abrigo, porque el sistema económico no le garantiza estas urgencias primarias, éste se transforma en un ser que retornará a un estado de insatisfacción y de búsqueda que lo alejará sostenidamente del deseo de progreso.

El socialismo, y lo estamos viviendo en Venezuela, centra su poder en el hambre de la población, es la construcción de hombres y mujeres en estado miserable.

Para los socialistas la superación del ser está distanciado de las pretensiones políticas de su ideario, por el contrario un ciudadano consciente de sus capacidades con una elevada condición de vida  no permitirá que sus derechos sean pisoteados.

Por esta razón, es el momento que los ciudadanos de esta república den un paso determinado hacia la conquista de una liberación de las ataduras de un socialismo deshumanizante y castrante.

Las expropiaciones, las invasiones son herramientas para la pérdida de la identidad del ser. Cuando no poseemos nada, cuando no tenemos sueños y metas que alcanzar el ser humano regresa a un estado de involución que despierta en él simplemente la violencia y el desenfreno social.

El Socialismo del Siglo XXI lo único que ha construido a lo largo de los últimos años es una masa de pobres, que hacen filas en los expendio de alimentos, repuestos y medicinas, su resultado es una masa enflaquecida y suplicante, la cual más temprano que tarde se revelará constitucionalmente a la gravísima situación de este momento y dará un giro recuperando su condición de seres con derechos inalienables entre ellos la libertad.

Twitter: @KarenRojasm